Tras ser coronado Eduardo II, llama a Londres a su amigo Gaveston. Tras juntarse, ambos se entregarán a una vida llena de fiestas, donde dilapirán el dinero de Inglaterra, a la vez que descuidarán el reino. Esto llevará a la furia de los nobles, encabezados por Mortimer, quienes no soportan ver como un plebeyo ha conseguido hacerse con el reino. De idéntica opinión es el obispo de Coventry, quién amenaza a Gaveston, con enfrentarlo al parlamento, si no abandona el país inmediatamente. Enterado de esto, Eduardo II, ordena encerrar al obispo y privarle de sus posesiones.
Sin embargo, esto hará que los nobles se enfurezcan aun más, por lo que, el rey Eduardo, decide expulsar a Gaveston. Sin embargo, la reina, convence a Mortimer para que permita la vuelta de Gaveston, informandole de la gran cantidad de oro que esté tiene y que seria fantástica para armar la guardia y preparar un buen ejército, amen de que si volviera, sería más fácil asesinarlo.
Gaveston, finalmente regresa, pero, es detenido y asesinado por los nobles, a instancias de Mortimer. Ahora, se preparan para atacar al propio rey Eduardo, quien al descubrir el embrollo, huye junto a sus más fieles caballeros. Aunque al final es detenido, obligandole a abdicar en su hijo. Tras esto, Mortimer, se convierte en tutor del pequeño y en amante de la reina.
Asimismo, torturan a Eduardo II, para finalmente asesinarlo cruelmente. Tras enterarse su hijo, descubre que Mortimer es el asesino, culpándolo a el tanto como a su madre. Finalmente, Mortimer es decapitado y su madre encerrada por vida en una torre. Eduardo III ha cumplido su misión: ha vengado la muerte de su padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario