CARACTERÍSTICAS TEATRALES
Un logro vital del XVII es el de conseguir un lugar fijo para las representaciones: el corral de comedias. Los corrales eran patios traseros de las casas antes de convertirse en escenarios teatrales. En este periodo, hay que destacar en Madrid el Corral de la Cruz, que se abre en 1579 y el del Príncipe, en 1582.
Las ganancias se destinaban a los hospitales. Eso impide la desaparición de los teatros en momentos difíciles como lutos de la realeza, epidemias, guerras, etc.
Los actores
Socialmente estaban considerados en muy baja estima. En España grupos puritanos quisieron acabar con los teatros y, de hecho, ante los desastres nacionales se cierran. Por todo ello, se comprende mejor el hecho de que las ganancias teatrales se destinen a los hospitales de pobres.
La Junta de Corrales
Ésta estaba formada por el Protector (miembro del Consejo de Castilla), que se encargaba de la censura de la obra, el Corregidor y dos Comisarios, elegidos entre los Regidores de la Villa, que se encargaban de los arreglos teatrales; los que ejecutaban las órdenes de la Junta de Corrales eran los alguaciles, que trataban de que todos pagaran, que no se mezclaran los hombres y las mujeres y de que no hubiera tumultos.
Distribución teatral
El teatro del XVII consta de un patio empedrado donde los mosqueteros veían las comedias de pie. Había además: gradas laterales con bancos y su propio cobrador; “cazuela” para las mujeres del pueblo; tablado o escenario, llamado a veces teatro, con vestuarios para hombres y mujeres, y corredor encima, que es el “alto del teatro”; aposentos altos y bajos; desvanes en el piso más alto del corral; la tertulia enfrente del tablado de representación; alojeo, donde se vendían refrescos y frutas.
Los teatros más importantes en Madrid eran el del Príncipe y el de la Cruz. Poco a poco los corrales van evolucionando e incorporan efectos de perspectiva y entrada fija para sentarse. Destacaremos también el corral de Olivera en Valencia y el de Montería en Sevilla.
En 1640, el conde duque de Olivares hace construir un teatro para el rey en el Buen Retiro; es más cómodo que los anteriores, cuida la perspectiva visual y tiene techo, y por lo tanto luces. Este teatro tiene sus orígenes en los teatros de palacio, en los que se hacían sesiones particulares para la nobleza y los reyes, si bien los nobles también acuden a los teatros populares o de corral.
Teatros palaciegos
La estructura de los teatros palaciegos era similar a la de los corrales; los aposentos los ocupaba la camarilla del rey y la cazuela se adaptaba para situar a éste. Lo que más destacaba era el decorado, que en los corrales se sustituía por acotaciones y la fantasía de los espectadores. Otros efectos escénicos: la utilización de tramoyas, para que el personaje desapareciera de repente; o el bofetón, máquina que al girar hacía desaparecer o aparecer al actor; el pescante, que subía y bajaba al personaje; además de las apariencias, una cortina se descorre y deja ver una imagen real o pintada o una escultura; igualmente se incluyen fuentes, se representan montes, ángeles y santos que vuelan...
Las compañías
Las compañías teatrales se contrataban en Cuaresma, época de descanso en la que se hacían títeres. Después de una gira por la corte (Madrid) se hacía también por provincias (las más importantes eran Sevilla y Valencia).
Poco a poco el número de representaciones semanales fue aumentando. La Cuaresma y la Semana Santa eran periodos de descanso y las obras se sustituían por títeres, marionetas y ejercicios circenses. La comunicación entre el actor y el público era mayor que la de hoy en día.
La entrada
Las entradas eran de varios precios: las más baratas eran las de cazuela y el patio; en los bancos y gradas eran más caras; la nobleza iba a los aposentos, rejas o celosías, que eran las de precio más elevado; siempre un noble tenía prioridad sobre un rico no nobiliario. El público culto iba a los desvanes o tertulias. Entraban gratis los cargos municipales, secretarios, alguaciles y escritores.
La censura
Había una doble censura, la del texto al publicarse y la que se realizaba durante la representación, en el estreno. La censura de representación se pasaba en cada ciudad o pueblo al que se fuera.
La censura siempre fue más permisiva con los problemas morales que con los teológicos, a causa de los moriscos y conversos. El teatro siempre estuvo acosado por la intransigencia.
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