Teatro en la Edad Media
La Edad Media vio morir y renacer muchas cosas, entre ellas el Teatro. El corrupto espectáculo romano dio paso a una nueva versión, pero antes tuvo que sufrir una época de silencio.
El Teatro Medieval se desarrolló en una etapa en la cual, el teatro en general se encontraba recién en sus comienzos. Casi ni se parecía al que hoy podemos apreciar.
Este Teatro del Medievo estaba totalmente dividido, especialmente según las clases y culturas. Al comienzo, el religioso estaba dirigido únicamente a la gente de los palacios, suponemos que se marcaban especialmente las diferencias sociales y se privaba al pueblo de las representaciones.
Luego se dividió por lo que, por una parte, se podía encontrar un teatro religioso, de las iglesias, que creemos tenía un fin especial de persuadir al público sobre las creencias religiosas y, por otro lado, intentaba educar a los que menos sabían. Existía a la vez un teatro más popular, que no tenía fines especiales aparte de entretener. Este último es el que encontramos más parecido al teatro de hoy.
Por último, sabemos que este teatro tuvo su máxima expresión en Europa, especialmente es España aunque el teatro castellano (obras escritas en castellano o español), no cuenta con específicos y claros testimonios sobre su existencia por lo que suponemos que las obras eran representadas pero no escritas.
Al contar sólo con una obra escrita en castellano específicamente, pensamos que en general los textos de las representaciones no correspondían a ese idioma sino a otros como por ejemplo el latín.
El Teatro Castellano Medieval
El teatro medieval castellano cuenta con testimonios confusos, escasos e irregulares, hasta el punto de haberse puesto en duda su existencia hasta finales del siglo XV.
En España el Teatro Medieval nació en los templos, como el de otros países, y consistió en la escenificación de hechos tomados de la historia sagrada católica que eran representados en la Navidad, Semana Santa, Fiestas de Corpus, etc. Estas primitivas formas del teatro español se habrían realizado dentro de la iglesia, interpretando los clérigos los distintos personajes bíblicos de la representación.
Pronto escenas principales cayeron en lo zafio y grotesco, por lo que dichas representaciones tuvieron que salir del templo y realizarse afuera, en el atrio, para que el pueblo las presenciara desde la plaza o la calle. En España las primeras obras religiosas se llamaron autos ("acciones" o "actos").
Los primeros dramas sacros parecen haber sido reconstrucciones de los relatos bíblicos o de la vida de los santos.